lunes, 22 de junio de 2009

Pitón volcánico de Cancaríx (Hellín)


Día 21 de junio de 2009. Hoy hacemos una ruta corta pero interesante ya que recorremos el Pitón Volcánico de Cancarix. Hace una buena mañana en la que no ha apretado mucho el calor, al contrario que los días anteriores. Llegamos a Cancarix procedentes de Jumilla y después de tomar café en Casa Julio, tomamos la carretera que va a Agramón y a unos cuatro kilómetros más o menos vemos el camino que a la derecha se adentra hacia el volcán. Lo distinguimos por unos carteles informativos que están junto a la carretera. Dejamos los coches enseguida y empezamos a caminar a las 9 menos cinco, un poco tarde ya aunque las hierbas del monte aún conservan la humedad del relente de la noche. Subimos hacia el monte para buscar a media ladera una senda que tomamos a la derecha a los pies de las imponentes columnas de basalto.

Buscamos la ladera que da al este, hacía la aldea de Cancarix y pasamos por los restos de unas canteras. He leído por ahí que el basalto es una roca muy dura y que se utiliza para la base de las carreteras o para poner los travesaños de las vías de ferrocarril y ahora la relaciono con las piedras que hay en las vías. Al pasar la segunda cantera, vamos remontando por una senda que no es fácil de seguir en busca de un collado. Una vez en el collado, seguimos hacia la izquierda hasta llegar a un barranco que empezamos a subir, hasta que al llegar al final, tenemos que salvar algunos peldaños con un poco de trepa, pero poca cosa. Enseguida veremos la madama y vamos remontando por la izquierda para coger la cuerda. Una vez en la madama y después de las fotos de rigor seguimos la cuerda hasta encontrar un collado con unas hitas de piedras por donde baja la senda hacia la solana para alcanzar el punto por el cual subimos.

Tres horas y diez minutos de marcha muy tranquila y a los que hay que quitar el tiempo del almuerzo.


El Pitón Volcánico de Cancarix es un monumento natural (decreto 103/98 de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha), sito en la pedanía de Cancarix, en el municipio de Hellín (Albacete). Se trata de una chimenea volcánica que se solidificó pero ha quedado al descubierto, con el paso de los milenios, por efecto de la erosión, la cual ataca primero al propio cono volcánico constituido por piedras y cenizas, que tienen menos resistencia que la lava que forma basalto, una roca mucho más resistente, al enfriarse. No es un pitón en su verdadero significado, ya que los "roques" denominados pitones son más angostos y tienen forma de obelisco, como el que se formó en la erupción del Mont Pelée en la isla de Martinica a comienzos del siglo XX. La diferencia entre los dos es que en un verdadero pitón volcánico no se forman columnatas basálticas como en el de Cancarix, ya que al ser lava muy viscosa y de baja temperatura se solidifica violentamente al disminuir la presión durante la propia erupción, mientras que en el caso de las columnatas basálticas, el enfriamiento de la lava se va produciendo lentamente

El volcán forma parte de un conjunto integrado por el volcán de Salmerón (Calasparra-Murcia), cerca de donde confluyen los ríos Mundo y Segura y el de la Celia, en el término municipal de Jumilla, a 13 kilómetros de esta ciudad.

Cada uno es distinto, pero están relacionados –dice Rodríguez Estrella, profesor titular de Hidrología de la Universidad politécnica de Cartagena-

Forman parte de la falla Cenajo-Jumilla-Yecla que cruza Agramón. Esta falla es una falla de distensión o relajo.

Copio lo que dice José María Galiana en esta web, que además lo dice de una forma muy didáctica: http://www.lalindatapada.com/excursiones/volcan.htm

“La tierra es como un ser humano; tras una época de tensión y esfuerzo necesita relajarse, descansar. En ese proceso se separan unos bordes o labios de otros y al abrirse la corteza terrestre por esas fallas o aperturas asciende el magma líquido, las rocas volcánicas, el fuego. Que se mueva es síntoma de vida. En Venus y Marte no hay terremotos, son rocas de un planeta muerto. Los roces volcánicos surgen en la intersección de las fallas pero no en toda la traza. El de Cancarix es un volcán puro; un enfriamiento rápido del magma provocó una fractura poligonal y al individualizarse dio lugar a la formación de columnas, lo que se llama disyunción columnar, semejantes a las que hay en la Calzada de los Gigantes, en Escocia. Además, su tipo de roca ultrapotásica es tan peculiar, que da nombre a lo que en todo el mundo se conoce por cancalitas.

De los tres volcanes que emergen de la falla Cenajo ,Jumilla Yecla, el de Cancarix es el de mayores dimensiones y el mejor conservado. En la vertiente Sur se encuentra esa fascinante formación de columnas basálticas de color rojizo que, vistas desde la falda del escarpe, sugiere al excursionista un mundo de sensaciones aderezadas por el vuelo de una bandada de chovas que planea junto al despeñadero de lavas resecas que superan los 50 metros de caída, o la existencia de coscoja y tomillo en ese universo de exágonos que recuerda a los “moai” de la isla de Pascua, a un fastuoso retablo de esculturas contemporáneas o a los tubos de un órgano catedralicio; así los nombra la voz popular: los órganos de Despeñaperros, los órganos de Montoro, en Teruel.

El hecho de ser un volcán basáltico revela que la colada de lava se deslizó por las laderas de una manera fluida. La violenta actividad de estas tierras, ahora muy apacibles, entreveradas por los amarillos cereales y los verdes del pinar y las encinas, data de entre 3 y 6 millones de años, Las coladas y lavas, agentes creadores del paisaje actual, se han resistido a ser erosionadas, y sólo en algunos casos han quedado al descubierto en forma de grandes farallones, como el que preside, poderoso y esbelto, la dulce llanura de la estación de Agramón antesala del pantano de Camarillas, ejemplo de zona húmeda artificial, y única que permite un cierto uso lúdico.”

ENLACES:
Texto de José María Galiana:
http://www.lalindatapada.com/excursiones/volcan.htm


Las dos jovencitas que no se pierden ni una; JUANITA y JACINTA
Subiendo lo más dificil. ¡Qué cantidad de culos!

martes, 16 de junio de 2009

Hacia el Banderillas por el Borosa y el Aguamulas (Cazorla)

Día 14 de junio. Parece que estamos en plena canícula por el intenso calor. Esperamos refrescarnos en las alturas del Banderillas, pero ya veremos. En este día, seis miembros del grupo Hinneni, nos adentramos por este impresionante Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas: Francisco, el veterano senderista, Roque, Miguel, otro Francisco y los dos Juanes. Uno de ellos, Juan García, enamorado de estos parajes ya que no falta ningún año a su cita para pasar sus vacaciones, nos va a hacer de guía de esta bonita ruta que con ilusión vamos a realizar. Dice que es la reina de las rutas de Cazorla.

En la carretera que va de Cazorla al pantano del Tranco, a la altura de la Torre del Vinagre que es el edificio al que acudía Franco para cazar y que ahora es un Museo en el cual podemos ver lo más representativo del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, tomamos dirección “Río Borosa” y al pasar una piscifactoría enseguida llegamos al inicio de la ruta que es fácilmente identificable, pues existe una cadena que impide el paso de los vehículos al sendero.

Iniciamos la ruta a las 7:10

Río Borosa:
El río Borosa es un pequeño río de unos 11 km, pero con un buen aporte de agua ya que es el afluente más importante del Guadalquivir antes del embalse del Tranco de Beas. Nace en la laguna de Aguas Negras y cede sus aguas al Guadalquivir a la altura de una piscifactoria, cerca de la Torre del Vinagre.


Charco de la Cuna: al poco de empezar la ruta nos encontramos con unas pocetas del río de aguas cristalinas en las que está permitido el baño.

Entre la vegetación que encontramos en este trayecto, destacan los pinos laricio, resinero y carrasco, así como vegetación autóctona de la talla de las coscojas, romerales, madroños...
A unos tres kilómetros más o menos, atravesamos por primera vez el río Borosa, a través del Puente de los Caracolillos y muy cerca de éste atravesaremos otro segundo puente, a través del cual dejamos la pista forestal para tomar una senda que se inicia en el paraje denominado Vado Rosales. Ésta es la entrada natural a la Cerrada de Elías

Cerrada de Elías
En este tramo el río Borosa aparece encajonado entre estrechos paredones por donde rezuma el agua y por los que discurre una pasarela de madera volada, sin la cual sería imposible atravesar la cerrada.
En el entorno de la Cerrada de Elías aparecen especies vegetales entre las que destacan madroños, olivillas, quejigos, boj, plantas trepadoras (hiedras, madreselvas, zarzaparrillas...) y una flora variada y abundante de especies rupícolas, algunas únicas como la Pinguicula valliseneriifolia, planta carnívora que crece en los roquedos húmedos de este paraje. La fauna de ungulados y aves está muy bien representada, destacando las especies relacionadas con el río.
A la salida de la Cerrada de Elías, tomamos de nuevo la pista forestal, habiendo recorrido hasta el momento aproximadamente cuatro kilómetros del total de esta ruta. Próximamente llegamos hasta la fuente de Huelga Nidillo (6km).
Aquí abandonamos la pista y vadeamos el río por unas piedras entre unos quejigos y justo en la otra orilla encontramos una senda que en fuerte pendiente nos va llevando en dirección a unos cortijos que hay más arriba en dirección al collado de Roblehondo. Encontramos a media altura una que se deriva hacia la derecha, pero no la cogemos, seguimos por la principal que esta bastante clara hasta que llegamos al primer cortijo. Lo bordeamos por la alambrada que lo delimita siguiendo la subida por detrás. Por aquí la senda se confunde con otros senderos y a la altura de una balsa seca vamos tomando hacia la derecha hasta llegar a otro cortijo abandonado con unas vistas preciosas. Por detrás de este cortijo sigue el sendero que nos lleva a un tercer cortijo, habitado por unos pastores. Nos quedamos asombrados ya que aquí no hay manera de entrar con vehículos. Deben subir o bajar toda esta empinada cuesta para cualquier aprovisionamiento, visita médica, gestiones, etc. Le preguntamos al pastor a qué término municipal pertenecía y nos dijo que a Santiago de la Espada, joder que está bastante lejos de aquí.
Seguimos subiendo ahora por el valle que termina en el collado de Roblehondo. Subimos por la margen derecha, aunque una vez arriba vimos que subía una buena senda por la parte izquierda, pero no vimos claramente por donde se cogía.
Collado de Roblehondo
Este collado hace de cuerda divisoria de los valles del Borosa y Aguamulas entre el Calarejo de los Nevazos (1.558 m) y el Calarejo (1.618 m), al noroeste, y los paredones del Banderillas, al sureste. Debemos atravesar esas imponentes moles para subir a la cuerda del Banderillas, pero ¿por donde? Parece imposible que se puedan atravesar esos farallones. Tenemos que dejar el sendero que desciende por el barranco y ascender por los paredones del Banderillas en zig-zag hacia el este-sureste, subiendo a la derecha, recorriendo los restos de una vieja vereda construida a finales de la década de los cuarenta para poder subir el ganado a los campos de Pinar Negro y Hernán Perea, utilizando dinamita en varios tramos para abrir la vertiente al paso de los pastores y sus ganados. Estamos en el famoso Tranco del Perro. Hacia donde mires te quedas extasiado por lo impresionante de los paisajes, además, tuvimos suerte de que hacía un buen día, aunque algo caluroso. Estamos en el kilómetro 10 más o menos a una altitud de 1575 metros.
Una vez atravesado este impresionante paso, continuamos la subida, un poco hacia la izquierda buscando los rastrillos de piedra por los que circula el sendero. Vamos a buscar la cuerda del Banderillas, aunque para ello nos tengamos que dirigir hacia la dirección contraria de nuestra ruta en algunos tramos. Una vez llegamos a la divisoria, ahora si tomamos hacía el Banderillas, ahora sin dejar la cuerda de la montaña. Enseguida vemos en nuestra derecha el valle de Pinos Negros, y mas detrás, los campos de Hernán Pérea, que debería ser familia de nuestro acompañante Paco, porque no hacía nada más que acordarse de él. ¡No había manera de convencerlo de que por aquellos senderos pasaba este señor sus ganados!

Campos de Hernán Perea (los vemos a lo lejos):
Alguien ha dicho que este terreno es una especie de Tibet andaluz. Los Campos de Hernán Perea son famosos por las especies cinegéticas que los pueblan y por las formaciones kársticas que presenta en toda su extensión, con abundancia de torcas, simas, dolinas, etc. en definitiva, es una gran extensión de tierras áridas y agrestes que le dan un aspecto lunar. Las comunidades vegetales que pueden observarse en el entorno son pinares, sabinares, enebrales y en las zonas más altas piornales. La fauna de ungulados y aves está muy bien representada, destacando las especies cinegéticas.
Vemos también un nevero en la máxima altitud de Cazorla, Las Empanadas (2107 m) y también a nuestra derecha también observamos poco a poco la imponente silueta de la Sagra, máxima altitud de la Cordillera Subbética, a la que pertenece también, Cazorla. Parece que ya vamos alcanzado la cima del Banderillas, pues sus dos refugios blancos parecen cada vez más cerca. Llegamos a la cima después de más de cuatro horas y media de marcha. Estamos a una altitud de 1993 metros sobre el nivel del mar. Observamos grandes rapaces planeando sobre nuestras cabezas, y creemos que algunas de ellas son quebrantahuesos que se vuelven a ver por estas montañas después de estar extinguidos durante un tiempo. Después de comer en el refugio y descansar un poco, empezamos la bajada con un bochorno que asusta.
La senda de bajada, por la ladera que da a Pinos Negros, se coge justo detrás del refugio del guardia que vigila estas montañas y esta muy bien conservada y la bajada es muy suave. Enseguida llegamos al camino que conectará, más abajo con la pista que va al cortijo de Pinos Negros.
Al llegar a un collado que da vistas al valle del Aguamulas, no se si es el Collado de la Carrasca, hay que seguir por la cuerda, por una senda para evitar dar el rodeo por la pista, dirigiéndonos a un monte que hay que rodear por la derecha según marchamos. Al otro lado de este monte vemos unos postes de cemento de una línea eléctrica en el suelo. La seguimos y damos vistas a un nuevo collado que bajamos por una vaguada entre eriales de antiguos cultivos y siguiendo un camino marcado, pero muy abandonado. Llegaremos hasta unas señales de pintura del GR-7 que viene de Pontones y continuamos bajando y que ya no deberemos de abandonar hasta el final.
Pronto encontraremos una fuente-abrevadero hecho con unos grandes troncos de madera que nos viene muy bien para reponer agua, ya que hace rato que hemos gastado la última. Unas gotas de lluvia nos refrescan un poco y agradecemos el nublado, pero dura poco.
Seguimos bajando por el valle guiándonos por unos altos chopos que hay en el fondo y que nos conducen por un arroyo a una cortijada abandonada. Seguimos bajando y debemos pasar al lado izquierdo del arroyo, ya que hay que remontar un poco para dirigirnos por la parte izquierda de este barranco que a esta altura se divide en dos. Pasamos otra construcción abandonada y enseguida se inicia una fuente pendiente que nos lleva a la pista que baja por la margen derecha del Aguamulas.
El cansancio es ya apreciable, por lo menos en mí. No hacemos nada más que preguntarle a Juan que cuanto queda, y el nos contesta que dos horas, pero hace una hora también faltaban dos horas y un rato después, seguían faltando dos horas. Algo no cuadra aquí, y suponemos que para animarnos, Juan nos dice lo de las dos horas.
La pista nos lleva hasta la antigua casa forestal de los Bonales, junto a una fuente abundante y una balsa que recoge el agua de la misma. Estamos en el kilómetro 31 y son las ocho de la tarde, por lo tanto, casi trece horas de marcha. Es la primera vez en mi vida que me doy una caminata como esta. Después de esto, las etapas del camino de Santiago, si lo hago alguna vez, me parecerán una minucia.

Bueno, como no se si habré descrito bien la ruta pues seguro que me faltan muchas referencias y también habrá algún error os pongo estos enlaces para que contrastéis la información:
http://www.sierracazorla.com/elparque.html
http://www.acazorla.com/
http://www.magina-jaen.com/villas/mulas1.htm
Otras rutas por la zona:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=68953
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=129522

domingo, 7 de junio de 2009

Jumilla-La Dehesilla

Día 6 de junio de 2009. Ruta seminocturna, la del mes de junio programada por el Grupo Hinneni. Buen tiempo, sin calor, nublado y en la última parte de la ruta una lluvia no muy intensa que ha refrescado más el ambiente, ya que en la casa de Antonio había 13º.

Hemos hecho la ruta cerca de 30 senderistas en animada tertulia y buen ambiente.
Hemos iniciado la marcha en la sede del grupo y hemos cruzado toda la huerta hasta la rambla del Morrón hasta la altura del Cordel de los Jinetes, una vía pecuaria, donde hemos salido de la rambla para iniciar la subida a la Peladilla. Conforme vamos subiendo, el paisaje de la vega jumillana se ve en toda su amplitud a los pies de la ciudad.

Pasamos el bosque de la Peladilla, por la umbría de la Sierra dl Molar y llegamos a la Hoya Alta, preludio de la vega de la Casa Castillo, entre unos preciosos bancales de almendros. En la Hoya Alta paramos en la Casa Majuelera del Tio Molina. La casa esta abierta y perfectamente cuidada al igual que otras casas majueleras de la Casa Castillo, arregladas con la colaboración de los dueños de la finca y que pueden visitarse sin ningún problema.

La casa majuelera es un tipo de vivienda rural típica del Altiplano. Se trata de una finca de pequeños propietarios y su nombre deriva de la importancia vinícola de la zona. Cuando el agricultor adquiría unos terrenos, construía esta sencilla morada en la que animales y personas compartían el mismo techo y plantaba el manjuelico (viñedo). Suelen tener la entrada con la chimenea, una habitación para las personas y otra, la cuadra, para las mulas. También está un amasador y una aljibe.
Este tipo de casa servía de morada eventual al agricultor, pero en la época de recolección se trasladaba a ella con su familia.




Mirad que bonica es esta posía que había en la chimenea de la casa, escrita por la nieta del tio Molina.

AQUELLA CASICA
En la Hoya Alta
a orilla del monte,
hay una casica
como una flor blanca
rodeada de almendros.
¡Y es tan bonica!
Sus cuatro paredes
desprenden retazos
de tiempos pasados,
de carros, de mulas,
de cargas de uva,
de vida y trabajo.

Cobija su techo…
su porche, su cuarto,
su aljibe y su cuadra,
su poyo y la chimenea
donde mi madre guisaba.
Me gusta ir a verla
porque la hizo mi abuelo,
mi abuelo Molina.
Me gusta ir a verla
porque yo en su puerta
de niña jugaba.
Me subía al monte y
desde allí cantaba.

Mi padre y mi hermano
un coche me hicieron
con un capacico
pa que yo montara.
Y con trenzas de majas
de esparto, por el caminico,
mi hermano del coche tiraba.
Hoy he vuelto a verla,
y al estar cerquica
un tumulto de emociones
sentí al verla tan linda.
Aquella casica
que hizo mi abuelo
en aquellos tiempos
rodeada de viñas,
parece una novia,
está remozada.
Me gusta ir a verla
y al pisar las piedras
que su porche guarda
fluyen a mi mente
aquellos recuerdos
que llevo muy dentro,
muy dentro del alma.
(Ana Antonia Alonso Molina
Marzo de 2001).

Salimos de la Hoya Alta y entramos en la Casa Castillo. Los almendros se convierten en viñedos, primorosamente cultivados, perfectamente labrados, escardados y cuidados, preparados para dar las uvas que nos proporcionarán esos exquisitos caldos tan famosos.

La noche se nos echa encima y las primeras gotas de agua. Nos adentramos en la senda que nos lleva a los Gargantones, conocida por los ciclistas como senda de Bartolo. Al llegar al camino, tomamos a la izquierda en dirección a la Dehesilla. Bajamos hacía el llano. Cerca, la rambla de los Gargantones desagua hacía esta vega, para por el Estrecho de la Deshilla, terminar en la Rambla del Judío en dirección al río Segura. Hemos terminado la ruta en la casa de Antonio Carrión, miembro del club, en la carretera que pasa por este campo.

4 horas y 10 minutos de marcha, de los cuales 20 minutos han sido para descansar. 18,74 kilómetros recorridos.
Aqui podéis ver la ruta sobre el terreno:



Ver Jumilla-La Deshilla en un mapa más grande