
Hay una leyenda que dice que el rey moro
Muley Hacén, uno de los últimos reyes de Granada, cansado y hastiado de su trato con los hombres, dispuso que a su fallecimiento fuese enterrado en el lugar más alto, cercano al cielo y alejado de la civilización: en el pico Mulhacén, y de ahí el nombre de la máxima altura de la península ibérica. No obstante, desde entonces fueron muchas las búsquedas y catas que se han realizado en esta montaña para localizar la tumba del monarca y los tesoros que se suponía podía contener, pero nunca ha sido encontrada.