martes, 16 de junio de 2009

Hacia el Banderillas por el Borosa y el Aguamulas (Cazorla)

Día 14 de junio. Parece que estamos en plena canícula por el intenso calor. Esperamos refrescarnos en las alturas del Banderillas, pero ya veremos. En este día, seis miembros del grupo Hinneni, nos adentramos por este impresionante Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas: Francisco, el veterano senderista, Roque, Miguel, otro Francisco y los dos Juanes. Uno de ellos, Juan García, enamorado de estos parajes ya que no falta ningún año a su cita para pasar sus vacaciones, nos va a hacer de guía de esta bonita ruta que con ilusión vamos a realizar. Dice que es la reina de las rutas de Cazorla.

En la carretera que va de Cazorla al pantano del Tranco, a la altura de la Torre del Vinagre que es el edificio al que acudía Franco para cazar y que ahora es un Museo en el cual podemos ver lo más representativo del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, tomamos dirección “Río Borosa” y al pasar una piscifactoría enseguida llegamos al inicio de la ruta que es fácilmente identificable, pues existe una cadena que impide el paso de los vehículos al sendero.

Iniciamos la ruta a las 7:10

Río Borosa:
El río Borosa es un pequeño río de unos 11 km, pero con un buen aporte de agua ya que es el afluente más importante del Guadalquivir antes del embalse del Tranco de Beas. Nace en la laguna de Aguas Negras y cede sus aguas al Guadalquivir a la altura de una piscifactoria, cerca de la Torre del Vinagre.


Charco de la Cuna: al poco de empezar la ruta nos encontramos con unas pocetas del río de aguas cristalinas en las que está permitido el baño.

Entre la vegetación que encontramos en este trayecto, destacan los pinos laricio, resinero y carrasco, así como vegetación autóctona de la talla de las coscojas, romerales, madroños...
A unos tres kilómetros más o menos, atravesamos por primera vez el río Borosa, a través del Puente de los Caracolillos y muy cerca de éste atravesaremos otro segundo puente, a través del cual dejamos la pista forestal para tomar una senda que se inicia en el paraje denominado Vado Rosales. Ésta es la entrada natural a la Cerrada de Elías

Cerrada de Elías
En este tramo el río Borosa aparece encajonado entre estrechos paredones por donde rezuma el agua y por los que discurre una pasarela de madera volada, sin la cual sería imposible atravesar la cerrada.
En el entorno de la Cerrada de Elías aparecen especies vegetales entre las que destacan madroños, olivillas, quejigos, boj, plantas trepadoras (hiedras, madreselvas, zarzaparrillas...) y una flora variada y abundante de especies rupícolas, algunas únicas como la Pinguicula valliseneriifolia, planta carnívora que crece en los roquedos húmedos de este paraje. La fauna de ungulados y aves está muy bien representada, destacando las especies relacionadas con el río.
A la salida de la Cerrada de Elías, tomamos de nuevo la pista forestal, habiendo recorrido hasta el momento aproximadamente cuatro kilómetros del total de esta ruta. Próximamente llegamos hasta la fuente de Huelga Nidillo (6km).
Aquí abandonamos la pista y vadeamos el río por unas piedras entre unos quejigos y justo en la otra orilla encontramos una senda que en fuerte pendiente nos va llevando en dirección a unos cortijos que hay más arriba en dirección al collado de Roblehondo. Encontramos a media altura una que se deriva hacia la derecha, pero no la cogemos, seguimos por la principal que esta bastante clara hasta que llegamos al primer cortijo. Lo bordeamos por la alambrada que lo delimita siguiendo la subida por detrás. Por aquí la senda se confunde con otros senderos y a la altura de una balsa seca vamos tomando hacia la derecha hasta llegar a otro cortijo abandonado con unas vistas preciosas. Por detrás de este cortijo sigue el sendero que nos lleva a un tercer cortijo, habitado por unos pastores. Nos quedamos asombrados ya que aquí no hay manera de entrar con vehículos. Deben subir o bajar toda esta empinada cuesta para cualquier aprovisionamiento, visita médica, gestiones, etc. Le preguntamos al pastor a qué término municipal pertenecía y nos dijo que a Santiago de la Espada, joder que está bastante lejos de aquí.
Seguimos subiendo ahora por el valle que termina en el collado de Roblehondo. Subimos por la margen derecha, aunque una vez arriba vimos que subía una buena senda por la parte izquierda, pero no vimos claramente por donde se cogía.
Collado de Roblehondo
Este collado hace de cuerda divisoria de los valles del Borosa y Aguamulas entre el Calarejo de los Nevazos (1.558 m) y el Calarejo (1.618 m), al noroeste, y los paredones del Banderillas, al sureste. Debemos atravesar esas imponentes moles para subir a la cuerda del Banderillas, pero ¿por donde? Parece imposible que se puedan atravesar esos farallones. Tenemos que dejar el sendero que desciende por el barranco y ascender por los paredones del Banderillas en zig-zag hacia el este-sureste, subiendo a la derecha, recorriendo los restos de una vieja vereda construida a finales de la década de los cuarenta para poder subir el ganado a los campos de Pinar Negro y Hernán Perea, utilizando dinamita en varios tramos para abrir la vertiente al paso de los pastores y sus ganados. Estamos en el famoso Tranco del Perro. Hacia donde mires te quedas extasiado por lo impresionante de los paisajes, además, tuvimos suerte de que hacía un buen día, aunque algo caluroso. Estamos en el kilómetro 10 más o menos a una altitud de 1575 metros.
Una vez atravesado este impresionante paso, continuamos la subida, un poco hacia la izquierda buscando los rastrillos de piedra por los que circula el sendero. Vamos a buscar la cuerda del Banderillas, aunque para ello nos tengamos que dirigir hacia la dirección contraria de nuestra ruta en algunos tramos. Una vez llegamos a la divisoria, ahora si tomamos hacía el Banderillas, ahora sin dejar la cuerda de la montaña. Enseguida vemos en nuestra derecha el valle de Pinos Negros, y mas detrás, los campos de Hernán Pérea, que debería ser familia de nuestro acompañante Paco, porque no hacía nada más que acordarse de él. ¡No había manera de convencerlo de que por aquellos senderos pasaba este señor sus ganados!

Campos de Hernán Perea (los vemos a lo lejos):
Alguien ha dicho que este terreno es una especie de Tibet andaluz. Los Campos de Hernán Perea son famosos por las especies cinegéticas que los pueblan y por las formaciones kársticas que presenta en toda su extensión, con abundancia de torcas, simas, dolinas, etc. en definitiva, es una gran extensión de tierras áridas y agrestes que le dan un aspecto lunar. Las comunidades vegetales que pueden observarse en el entorno son pinares, sabinares, enebrales y en las zonas más altas piornales. La fauna de ungulados y aves está muy bien representada, destacando las especies cinegéticas.
Vemos también un nevero en la máxima altitud de Cazorla, Las Empanadas (2107 m) y también a nuestra derecha también observamos poco a poco la imponente silueta de la Sagra, máxima altitud de la Cordillera Subbética, a la que pertenece también, Cazorla. Parece que ya vamos alcanzado la cima del Banderillas, pues sus dos refugios blancos parecen cada vez más cerca. Llegamos a la cima después de más de cuatro horas y media de marcha. Estamos a una altitud de 1993 metros sobre el nivel del mar. Observamos grandes rapaces planeando sobre nuestras cabezas, y creemos que algunas de ellas son quebrantahuesos que se vuelven a ver por estas montañas después de estar extinguidos durante un tiempo. Después de comer en el refugio y descansar un poco, empezamos la bajada con un bochorno que asusta.
La senda de bajada, por la ladera que da a Pinos Negros, se coge justo detrás del refugio del guardia que vigila estas montañas y esta muy bien conservada y la bajada es muy suave. Enseguida llegamos al camino que conectará, más abajo con la pista que va al cortijo de Pinos Negros.
Al llegar a un collado que da vistas al valle del Aguamulas, no se si es el Collado de la Carrasca, hay que seguir por la cuerda, por una senda para evitar dar el rodeo por la pista, dirigiéndonos a un monte que hay que rodear por la derecha según marchamos. Al otro lado de este monte vemos unos postes de cemento de una línea eléctrica en el suelo. La seguimos y damos vistas a un nuevo collado que bajamos por una vaguada entre eriales de antiguos cultivos y siguiendo un camino marcado, pero muy abandonado. Llegaremos hasta unas señales de pintura del GR-7 que viene de Pontones y continuamos bajando y que ya no deberemos de abandonar hasta el final.
Pronto encontraremos una fuente-abrevadero hecho con unos grandes troncos de madera que nos viene muy bien para reponer agua, ya que hace rato que hemos gastado la última. Unas gotas de lluvia nos refrescan un poco y agradecemos el nublado, pero dura poco.
Seguimos bajando por el valle guiándonos por unos altos chopos que hay en el fondo y que nos conducen por un arroyo a una cortijada abandonada. Seguimos bajando y debemos pasar al lado izquierdo del arroyo, ya que hay que remontar un poco para dirigirnos por la parte izquierda de este barranco que a esta altura se divide en dos. Pasamos otra construcción abandonada y enseguida se inicia una fuente pendiente que nos lleva a la pista que baja por la margen derecha del Aguamulas.
El cansancio es ya apreciable, por lo menos en mí. No hacemos nada más que preguntarle a Juan que cuanto queda, y el nos contesta que dos horas, pero hace una hora también faltaban dos horas y un rato después, seguían faltando dos horas. Algo no cuadra aquí, y suponemos que para animarnos, Juan nos dice lo de las dos horas.
La pista nos lleva hasta la antigua casa forestal de los Bonales, junto a una fuente abundante y una balsa que recoge el agua de la misma. Estamos en el kilómetro 31 y son las ocho de la tarde, por lo tanto, casi trece horas de marcha. Es la primera vez en mi vida que me doy una caminata como esta. Después de esto, las etapas del camino de Santiago, si lo hago alguna vez, me parecerán una minucia.

Bueno, como no se si habré descrito bien la ruta pues seguro que me faltan muchas referencias y también habrá algún error os pongo estos enlaces para que contrastéis la información:
http://www.sierracazorla.com/elparque.html
http://www.acazorla.com/
http://www.magina-jaen.com/villas/mulas1.htm
Otras rutas por la zona:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=68953
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=129522

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la ruta, tan solo una puntualización por el título, ya que la misma se desarrolla casi en totalidad por la Sierra de Segura, concretamente en Santiago-Pontones. ( Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas).

fuentesegura dijo...

ha sido bonito ver la sierras de las banderillas y pinal negro, aunque tengo unos recuerdos antes de 16 años haciendo senderos para que fuera franco y algunos de sus ministros a cazar la cabra montes que es lo que existia en aquella epoca, podria contar muchas historias de vivencias en esas sieras de las banderillas y pinal negro entre otras sierras de segura en sus recoleccion de pinos, laricio que era el que mas se ponia asi mismo un cuñado mio estaba de guarda forestal en los villares, y desde hay iba yo a trabajar hacer trozos de carril del que se dice la ruta de estos andantes siendo mi encargado en aque entoces un tal Agustin de apellido si no me engaños punzano. en la torreo el vinagre en aquella epoca de franco habia un primo de mi padre llamado donato y la mujer victoria. ecetera ecetera y mucho penado y sufrido por las montañas de las sierras de cazorla pero tambien nos ha sevido para despues hacernos la vida mas facil y llevadera por estar a costubrados a una vida dura de mucho sacrifio para poder sobrevivir en aquella epoca. y esos es lo que havia las repoblaciones de los pinos lo poco que se cosechaba en el campo y las matanzas era la plaza con la que cotaban nuestros padre para poder sacarnos adelante con tanto sacrificio, pero aquel sacrificio nos unia ha todos para en familia conpartiendolo todo lo bueno y lo malo nos dejo el amor y el cariño mas grande que a uno le puede quedar en recuerdo de toda nuestra familia y esta herencia asi contado por eenciama es la que nos ha dejado ha todos los que hemos vivido en Las Canalejas y aldeas de todas esas montañas aquel sentir familiar que para muchos lo quisieran hoy, y si quiere alguien tenerme algun comentario a mi respecto pongo mi correo, para que se me pueda dirigir, solo que puede entender mis faltas de ortografia. pero creo que queda todo entendido, muchas gracias. correo. holaholaeug@live.com y laseupontones@yahoo.es.