miércoles, 23 de enero de 2013

Cieza-Abarán-Las norias-El Jarral (circular)

Día 20 de enero de 2013. La ciclogénesis explosiva de ayer aún ha manifestado hoy por la zona sus últimos coletazos en forma de viento. Aún así, nos ha permitido a Luisma y a mí hacer una deliciosa y tranquila ruta a lo largo del río Segura entre estas dos localidades en la que además hemos visitado las principales norias de Abarán, llegando incluso hasta la presa del Jarral.

Ruta:
Inicio: Puente de Hierro, en la salida de Cieza por la carretera de Mula.
Paseo Fluvial de Cieza, bajando por la margen derecha del río.
El Menjú,
Abarán: Noria del Candelón
Noria la Ñorica
Presa del Jarral
Noria Grande
Noria de la Hoya de Don García
De nuevo vuelta para coger la pasarela y cruzar a la otra orilla del río
El Menjú
Sendero del Moro por la ladera de la Atalaya
Puente de Hierro de Cieza

Distancia: 20,24 kilómetros
Ruta sobre Google Earth
Máxima altitud: 302 metros (Cieza está a 188 msnm)
Duración: 5 horas

La ruta en sí es muy bonita, aunque podría ser más si los hombres, especialmente los políticos, se preocuparan más por recuperar parajes y patrimonio abandonado poniéndolos en valor para el disfrute de todos los ciudadanos.

Por la margen derecha del río llegamos al paraje denominado:
EL MENJÚ: es una finca abandonada que se ha dedicado a la producción de electricidad y a diferentes cultivos de huerta y frutales. La central eléctrica que tenía, está totalmente abandonada y en desuso y fue la que proporcionó a Cieza por primera vez corriente eléctrica a principios del siglo XIX. Ahora solo vemos las casas en ruinas, la suciedad, el abandono y la miseria y a pesar de todo ello, es bonito pasear por esta finca. La última vez que pase por esta zona, hará unos cinco años y recuerdo que estaba algo mejor. Sobre todo la zona del estanque, donde ahora la diosa Aretusa, desconsolada, decapitada y llena de grafitis, llora su triste final además del bonito paseo de impresionantes cipreses.
Diosa Aretusa en el estanque en febrero de 2005
Juanma, mi amigo de Cieza me ha pasado este enlace del periódico "Soy de Cieza" en el que podemos conocer algo más sobre esta diosa y del antiguo propietario de la finca.

En este otro enlace del periódico La Opinión, se puede ver como en 2009 se estaba preparando un proyecto de regeneración de la zona en la que los políticos prometían cosas que en 2013 no solo no se han cumplido, sino que con el paso del tiempo, ha hecho que la situación se emperore.

Diosa Aretusa en el estanque el 20/01/2013

Según he leído, Menjú viene de Aben Hud, caudillo  musulmán del reino de Murcia que a mediados del siglo XIII se rindió a la corona de Castilla.

Sacado de http://amigosdelosriosmurcianos.blogspot.com

“En El reino musulmán de Murcia en el siglo XIII, recuerda Torres Fontes que la Crónica General de Alfonso X registra que en junio de 1228 el caudillo murciano Aben Hud, descendiente de los antiguos reyes de Zaragoza, se alzó en el castillo de Ricote contra los Almohades….Los documentos en que se hace referencia al pago de diezmos que el mencionado paraje debía satisfacer al Comendador de la Orden de Santiago –que se encuentran en el Archivo de la Catedral de Murcia y en el Archivo Municipal de Cieza- lo denominan Abenjud en 1475 y Benjú en 1780….Ha sido en los tiempos modernos, a partir de finales del siglo XVIII, cuando el topónimo da muestras de una importante corrupción fonética: cambia la –b- inicial por –m-……Así pues de Aben Hud se pasa a Abenjud, de aquí a Benjú, y este último se corrompe y llega a Menjú. (María José Díez de Revenga, Catedrática de Filología. Artículo publicado en la revista En Cieza en agosto de 1984)”.

Seguimos la ruta en la dirección del rio camino de Abarán que ya tenemos muy cerca. Como vamos por la margen derecha, a escasos metros de pasar la pasarela peatonal, tomamos el primer camino a la derecha para adentrarnos unos metros en los bonitos huertos en los que en esta fecha vemos ya las habas crecidas, las coles y las coliflores, las acelgas, todos ellos entre naranjos y mandarinos.

Camino entre cipreses y paraisos en febreo de 2005
Muy pronto vemos ya la primera noria, la del Candelón sobre la acequia Charrara. Se trata de una noria metálica que data de 1.850 que eleva el agua a un estanque y riega unas 15 tahúllas. Mal presagio para su conservación nos da el leer el letrero que Eugenio, su cuidador ha colocado en el estanque: “De ahora en adelante, el que quiera hacerse cargo de la noria, ahí la tiene; yo ya no puedo llevarla”. Volvemos al camino y llegamos de nuevo al margen derecho del rio y siguiendo su curso, enseguida veremos una nueva noria, ésta totalmente abandonada, La Ñorica.
Noria del Candelón (Abarán)
Seguimos por el rio hacia abajo hasta la pasarela peatonal que une Abarán con el barrio de la Virgen del Oro. Cruzamos a la otra orilla y seguimos el curso del rio hasta llegar a la presa del Jarral, bastante llamativa por la cortina de agua que el río forma. Almorzamos en uno de los bancos, cara el sol mañanero y regresamos a Abarán por el margen del rio. Ahora subimos por su lado izquierdo.

Presa del Jarral (Abarán)
Vamos viendo todo Abarán y ya en su final nos encontramos la Noria Grande. Impresionante ver como descarga sus cangilones en el canal de desagüe. La Noria Grande data de 1805 y tiene fama de ser la mayor de Europa. Se encuentra situada en el Parque de las Norias. Con 11,92 metros de diámetro, eleva 25 litros de agua por segundo, regando 155 tahúllas. Esta noria fue reconstruida en 1951 por encargo de la Comunidad de Regantes bajo la dirección del maestro Nicomedes Caballero. Esta realizada en hierro dulce y madera. El montaje previo se realizó en el ruedo de la Plaza de Toros. En sus muros existe una botella de cristal que contiene los nombres de todos los que participaron en su construcción.
Mapa de la norias de Abarán (www.regmurcia.com)
No queremos irnos sin ver otra bonita noria, la de la Hoya de Don García, para lo que tenemos que seguir subiendo por el margen izquierdo algo menos de un kilómetro pasando por bonitos rincones de limoneros, mandarinos, naranjos y cultivos hortícolas y al lado de la acequia Principal. Esta noria data de 1818, teniendo un diámetro de 8,20 metros. Está enteramente construida en madera, estando muy bien conservada. Al igual que la Noria Grande toma el agua de la Acequia Principal Blanca, regando unas 233 tahúllas.
Noría de la Hoya de Don García
Aunque podríamos seguir hasta Cieza por este margen del rio, preferimos volver al margen derecho, por lo que debemos volver a bajar a Abarán y cruzar la pasarela. El motivo es que queremos terminar la ruta por el impresionante sendero que va por las faldas de la Atalaya hasta el Molino de Teodoro y finalizar de nuevo en el puente. Juanma dice que este sendero se llama "Sendero del Moro", muy cuidado y con maravillosas vistas hacia Cieza, su vega y su río.

Esta senda la cogemos al pasar el Menjú, a mano izquierda al pasar una casa en ruinas cerca del estrecho de Bolvax. Nos llevará, siempre sin dejarla en varios cruces, por debajo de Medina Siyasa, de la ermita de la Virgen del Buen Suceso, del Castillo y nos adentra en la umbría de la Atalaya ciezana.

LA NORIAS: (del libro “Murcia y el agua: historia de una pasión” publicado por la comisión mixta Asamblea Regional de Murcia y Academia Alfonso X el Sabio” Ilustrador Isidoro González-Adalid Cabezas)

El origen de la palabra noria es “Na’ura”, que significa “la que llora”, “la que gime”. El batir constante del agua sobre las paletas, y su desplazamiento con los cangilones cargados de agua que va depositando en una altura superior, produce ese cansino y repetido gimoteo implícito en su nombre.

Los árabes fueron sus máximos difusores, aunque no sus inventores. En nuestra región se empezaron a utilizar en los siglos VIII-IX y poco a poco fueron proliferando en las huertas murcianas.

A comienzos del siglo XVIII existían en la huerta al menos un centenar de norias, y de su importancia nos da cuenta el hecho de que su uso estuviese cuidadosamente legislado. Era el concejo el encargado de autorizar la instalación de cada nueva noria en función de una petición en la que debía aclarar qué zona se pretendía regar.

Las norias más antiguas eran de madera, pero en el siglo XIX se empezó a utilizar en ellas el hierro, lo que las hizo más duraderas y consistentes. En el siglo XX llegó su principal enemigo: el descubrimiento del motor eléctrico para elevar el agua. Poco a poco, las norias pasan a ser objetos de museo, en el mejor de los casos, ya que la mayoría quedaron a abandonadas.

Funcionamiento:

El ingenio consiste en una doble rueda, de madera en un principio y de hierro a partir del siglo XIX de entre cuatro y catorce metros. En su extremo se situaban una especie de paletas sobre las que chocaba la corriente de agua, con lo que se ponía en marcha el artilugio, que reposa en un sólido eje horizontal. En un principio eran de formas planas, pero pronto se sustituyeron por otras de perfil parabólico, que se adaptaba mejor al contacto con el agua, permitiendo la fabricación de norias mayores y más capaces.

Entre paleta y paleta se sitúan los cangilones, llamados también arcaduces o arcabuces. Son los encargados de recoger el agua. Se trata de unos recipientes con una capacidad que podía oscilar entre los dos o tres litros para las norias menores hasta los treinta en el caso de las grandes norias. Los cangilones depositan el agua que recogen en un plano superior y vuelven a sumergirse, ya vacíos, en la corriente del agua. De modo que suben los llenos mientras van bajando los vacíos.

Una vez que giraba la noria, los cangilones iban vertiendo el agua que transportaban a un canal situado a mayor altura, comenzando a regar por gravedad un nuevo territorio más elevado que la altura del agua original.

Actualmente solo quedan en la región unas cuantas norias que prosiguen la terca tarea de elevar el agua gracias al empeño de grupos entusiastas de nuestras tradiciones –Abarán es un buen ejemplo- diseminadas a lo largo de los cauces de ríos y acequias. La mayoría han desaparecido o muestran sus desvencijadas tripas al excursionista curioso. Forman parte de lo que queda de un rico patrimonio hidráulico anterior, que nació con vocación de servicio, sin ansias de perdurar más que lo que su propio cometido hiciese. Su destino era regar, dar de beber a plantas y personas. Y así lo hicieron durante siglos. Sin embargo, el olvido, la degradación y el abandono en el que han estado sumidos estos viejos ingenios, es quizás un triste premio para sus méritos históricos. Resulta urgente que el patrimonio formado por norias, aceñas, molinos, albercas, aljibes, etc. sean rescatados de su destrucción para ayudar a comprender el pasado de nuestra región que es, en definitiva, nuestra propia esencia.
Ruta sobre Google Earth con perfil