24 de abril de 2010. Mis amigos senderistas de Cartagena me han ofrecido hoy la oportunidad de hacer una buena ruta por este Parque Natural de Sierra Espuña. Una de las masas boscosas más importantes de la Región de Murcia. Un buen día primaveral, con calorcillo ya, ha sido ideal para hacer esta ruta por el barranco del río Espuña, aunque el río, en si, no lo hemos visto. Hemos subido por una ladera del barranco (izquierdo) y hemos bajado por la otra (derecha).
El río Espuña es el más importante de los cursos de agua de esta sierra, tomando su nombre de la propia montaña. Nace en el Collado Bermejo (1.202 metros) y desciende encajonado entre los morrones y la cuerda montañosa que forman Las Cunas (también llamada desde Alhama «Peña Apartá») y la Cabezuela de los Lobos. Pasa junto a la Fuente del Sol, Fuente del Hilo y la Casa Forestal de Huerta Espuña, descendiendo a los pies del Pico de la Garita hasta el paraje de Carmona (Central eléctrica de Molinos). Finalmente desemboca en el río Guadalentín y a lo largo de sus 19 kilómetros de curso desciende unos 1.000 metros de desnivel.
Los barrancos conducen ramblas que desembocan en el río Espuña o a lo largo del perímetro de la sierra hacia los campos que la rodean. Suelen estar encajonados pero siempre habrá algún camino, senda o pista que permita el paso a través de ellos. Tras alguna lluvia torrrencial suelen llevar algo de agua o acumular grandes charcos que dan a los parajes un encanto del que los rigores del calor nos priva en otras épocas.
Los principales barrancos son: Barranco de Malvariche (lleva agua casi todo el año en su parte alta), Barranco de Enmedio, Barranco de la Hoz, Barranco de Valdelaparra, Barranco de Leiva, Barranco de Las Labores, Barranco del Gallego, etc.
Las principales ramblas son: Rambla de los Molinos, Rambla de Campix, Rambla de Lebor (ya más allá de Totana), etc.
Sierra Espuña fue y es célebre. Hoy no tanto por sus delgadas aguas o su abundancia de nieve, ambas cosas escasas como se sabe, pero sí por su diversidad ambiental, sus paisajes, su historia, sus gentes y, sobre todo, la demanda de sus pinares para el ocio. Sierra Espuña es el emblema de la naturaleza regional, posiblemente el espacio natural más visitado y conocido de esta Comunidad después del litoral.
En la segunda mitad del siglo XIX el estado de la masa forestal de Espuña es tétrico: el suelo fértil es escaso y del antiguo bosque de carrascas y pinos contados ejemplares se distribuyen por la Sierra. Las características lluvias torrenciales del clima mediterráneo imponen su dominio en forma de inundaciones, de entre las cuales se hizo famosa la acaecida en 1879, la de Santa Teresa. Los desastres de ese período actuaron como detonante de un acelerado trabajo por corregir la situación y fue así como, hacia 1891, se iniciaron las primeras tareas de repoblación forestal de Sierra Espuña. Decenas de obreros, numerosas bestias, cientos de trenques, muretes, diques, de kilómetros de sendas y caminos y, por supuesto, hoyos, surcos, semillas y plantones, sirvieron para cubrir casi 5.000 has. de bosque y matorral. Un siglo después nosotros lo disfrutamos. Una valiosa herencia con nombre propio, el de Ricardo Codorniu, aquel ingeniero de montes, incansable y firme defensor de la naturaleza, que con gran conocimiento e intuición dirigió aquellos trabajos. Gracias a él y a todos sus colaboradores, hoy Sierra Espuña es, a nivel europeo, todo un modelo de restauración hidrológico-forestal.
Información de esta web: http://servicios.laverdad.es/rutas/lse/lse_indice.htm
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Se trata de una ruta de 21,5 km, según el podómetro de Paco, que según el dice, es infalible. Se sube hasta los 800 y pico de metros de una forma muy suave, por lo que la cuesta casi no se nota. Hemos tardado algo más de cinco horas y media.
Justo a 3,7 km del restaurante “El Jarro de Oro”, en la salida de la carretera que va de Alhama a Pliego y Mula, hay un cartel de “Reserva regional de caza”. Aquí sale de la carretera en sentido descendente una pista a la izquierda que debemos tomar. Enseguida. Al llegar al llano aparcamos y vemos un ciprés al fondo. Parten tres caminos del mismo punto, debemos tomar el camino del ciprés, el primero de la derecha. (9:50 horas)
Seguimos este camino unos 600 metros, punto en el que veremos una cuesta que sale del camino a mano derecha. Debemos cogerla, es muy corta y nos lleva a la senda que ya no deberemos abandonar. Pronto veremos al fondo una torre en la cima de la montaña y llegaremos a una casa donde termina una tubería que baja de la cima de la montaña. ¡Qué cosas! Nos dijo Ramón, el guía, que se trata del agua de los canales del Taibilla. Al fondo hay una central eléctrica que aprovecha la fuerza de la caída del agua para producir electricidad. Se trata de la central de Carmona, situada en el cauce del río Espuña.
Por esta zona hemos tenido una confusión, bueno, el guía que iba despisatao, hablando. Llega un momento que la senda se convierte en camino, en dirección a unas paredes, pero no hay que coger el camino, sino que debemos seguir la senda, sin abandonar el barranco.
Llegamos a un cortafuegos, y la senda coincide por él un tramo. Vemos una bifurcación, pero se trata de la misma senda ambas.
Mas adelante vemos ya el Morrón, el que tiene las antenas. Que es la cumbre del Parque Natural con 1585 metros. Pasaremos por un rincón muy bonito, con mucha vegetación y por una zona de cipreses.
Llegamos a una pista (12:05) justo donde hay un canalillo seco, y en el fondo del barranco, el río Espuña. Seguimos subiendo por la pista, descartando un camino a la izquierda y otro a la derecha.
Llegamos a una carretera después de pasar una puerta que cierra la pista. Subimos por la carretera unos 300 metros hasta llegar al área recreativa de la Casa de Leiva (12:30). Aquí almorzamos.
Después, bajamos unos 50 metros por la carretera y cogemos una senda que sale a la derecha. A unos metros seguimos por la de la izquierda. Pasaremos dentro de un ratillo por delante del antiguo Sanatorio. Seguimos la misma dirección que traemos y enseguida gira la senda hacia la ladera de la izquierda.
Cuando cumbreamos esta ladera, cogemos la senda de la izquierda y dejamos la de la derecha. Ahora seguimos la senda de las tres señales: blanca, amarilla y roja hasta pasar por delante de un invernadero forestal. Seguimos subiendo y llegamos a la carretera de nuevo.
A unos 100 metros salimos de la carretera por la izquierda y cruzamos el canalillo de agua que recoge algunos manantiales y la escorrentía de las zonas altas. Ahora estamos en una zona confusa con la senda, pero seguimos más o menos rectos y pronto veremos un edificio que es el centro de Interpretación del Parque, junto a la carretera.
Ahora empieza la bajada. Seguimos la carretera, en sentido descendente y a un kilómetro llegamos a un collado: el Collado Ballesteros. Aquí vemos dos caminos forestales uno a cada lado. El de la derecha nos lleva a una garita. El de la izquierda es el que debemos tomar. Muy pronto llegamos a un camino que sale de esta pista a la izquierda, con una indicación de prohibido ir a más de 20 (será para las bicicletas), de tierras rojas. Este es el camino que debemos tomar.
Tenemos ahora una larga bajada por esta bonita senda. Estamos bajando por la parte opuesta a la subida, y vemos la senda muy delimitada en algunos tramos.
Llegaremos de nuevo al canal de agua que vemos por la izquierda y aquí hay una bifurcación de la senda. Debemos coger la de la izquierda y ya nos lleva hasta el final. Llegamos a las 15:30, bueno los primeros, ya que se ha alargado mucho el grupo.
Los cartageneros dieron cuenta de una buena paella en “El Jarro de Oro”, pero yo, por la hora que era opté por volverme para Jumilla.
No pongo la ruta del Google Maps, porque no la tengo muy clara. Se trata de una montaña bastante extensa, con muchas sendas y caminos y es fácil poner la que no es. Espero no perder a nadie con mis explicaciones.
Bueno, a los cartageneros los veré de nuevo el día 8 de mayo pues quieren ir a la ruta de Sierra de Salinas y a comer a Raspay. Si alguien se apunta, ya sabe...
FOTOS DE JOSÉ MARÍA
El río Espuña es el más importante de los cursos de agua de esta sierra, tomando su nombre de la propia montaña. Nace en el Collado Bermejo (1.202 metros) y desciende encajonado entre los morrones y la cuerda montañosa que forman Las Cunas (también llamada desde Alhama «Peña Apartá») y la Cabezuela de los Lobos. Pasa junto a la Fuente del Sol, Fuente del Hilo y la Casa Forestal de Huerta Espuña, descendiendo a los pies del Pico de la Garita hasta el paraje de Carmona (Central eléctrica de Molinos). Finalmente desemboca en el río Guadalentín y a lo largo de sus 19 kilómetros de curso desciende unos 1.000 metros de desnivel.
Los barrancos conducen ramblas que desembocan en el río Espuña o a lo largo del perímetro de la sierra hacia los campos que la rodean. Suelen estar encajonados pero siempre habrá algún camino, senda o pista que permita el paso a través de ellos. Tras alguna lluvia torrrencial suelen llevar algo de agua o acumular grandes charcos que dan a los parajes un encanto del que los rigores del calor nos priva en otras épocas.
Los principales barrancos son: Barranco de Malvariche (lleva agua casi todo el año en su parte alta), Barranco de Enmedio, Barranco de la Hoz, Barranco de Valdelaparra, Barranco de Leiva, Barranco de Las Labores, Barranco del Gallego, etc.
Las principales ramblas son: Rambla de los Molinos, Rambla de Campix, Rambla de Lebor (ya más allá de Totana), etc.
Sierra Espuña fue y es célebre. Hoy no tanto por sus delgadas aguas o su abundancia de nieve, ambas cosas escasas como se sabe, pero sí por su diversidad ambiental, sus paisajes, su historia, sus gentes y, sobre todo, la demanda de sus pinares para el ocio. Sierra Espuña es el emblema de la naturaleza regional, posiblemente el espacio natural más visitado y conocido de esta Comunidad después del litoral.
En la segunda mitad del siglo XIX el estado de la masa forestal de Espuña es tétrico: el suelo fértil es escaso y del antiguo bosque de carrascas y pinos contados ejemplares se distribuyen por la Sierra. Las características lluvias torrenciales del clima mediterráneo imponen su dominio en forma de inundaciones, de entre las cuales se hizo famosa la acaecida en 1879, la de Santa Teresa. Los desastres de ese período actuaron como detonante de un acelerado trabajo por corregir la situación y fue así como, hacia 1891, se iniciaron las primeras tareas de repoblación forestal de Sierra Espuña. Decenas de obreros, numerosas bestias, cientos de trenques, muretes, diques, de kilómetros de sendas y caminos y, por supuesto, hoyos, surcos, semillas y plantones, sirvieron para cubrir casi 5.000 has. de bosque y matorral. Un siglo después nosotros lo disfrutamos. Una valiosa herencia con nombre propio, el de Ricardo Codorniu, aquel ingeniero de montes, incansable y firme defensor de la naturaleza, que con gran conocimiento e intuición dirigió aquellos trabajos. Gracias a él y a todos sus colaboradores, hoy Sierra Espuña es, a nivel europeo, todo un modelo de restauración hidrológico-forestal.
Información de esta web: http://servicios.laverdad.es/rutas/lse/lse_indice.htm
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Se trata de una ruta de 21,5 km, según el podómetro de Paco, que según el dice, es infalible. Se sube hasta los 800 y pico de metros de una forma muy suave, por lo que la cuesta casi no se nota. Hemos tardado algo más de cinco horas y media.
Justo a 3,7 km del restaurante “El Jarro de Oro”, en la salida de la carretera que va de Alhama a Pliego y Mula, hay un cartel de “Reserva regional de caza”. Aquí sale de la carretera en sentido descendente una pista a la izquierda que debemos tomar. Enseguida. Al llegar al llano aparcamos y vemos un ciprés al fondo. Parten tres caminos del mismo punto, debemos tomar el camino del ciprés, el primero de la derecha. (9:50 horas)
Seguimos este camino unos 600 metros, punto en el que veremos una cuesta que sale del camino a mano derecha. Debemos cogerla, es muy corta y nos lleva a la senda que ya no deberemos abandonar. Pronto veremos al fondo una torre en la cima de la montaña y llegaremos a una casa donde termina una tubería que baja de la cima de la montaña. ¡Qué cosas! Nos dijo Ramón, el guía, que se trata del agua de los canales del Taibilla. Al fondo hay una central eléctrica que aprovecha la fuerza de la caída del agua para producir electricidad. Se trata de la central de Carmona, situada en el cauce del río Espuña.
Por esta zona hemos tenido una confusión, bueno, el guía que iba despisatao, hablando. Llega un momento que la senda se convierte en camino, en dirección a unas paredes, pero no hay que coger el camino, sino que debemos seguir la senda, sin abandonar el barranco.
Llegamos a un cortafuegos, y la senda coincide por él un tramo. Vemos una bifurcación, pero se trata de la misma senda ambas.
Mas adelante vemos ya el Morrón, el que tiene las antenas. Que es la cumbre del Parque Natural con 1585 metros. Pasaremos por un rincón muy bonito, con mucha vegetación y por una zona de cipreses.
Llegamos a una pista (12:05) justo donde hay un canalillo seco, y en el fondo del barranco, el río Espuña. Seguimos subiendo por la pista, descartando un camino a la izquierda y otro a la derecha.
Llegamos a una carretera después de pasar una puerta que cierra la pista. Subimos por la carretera unos 300 metros hasta llegar al área recreativa de la Casa de Leiva (12:30). Aquí almorzamos.
Después, bajamos unos 50 metros por la carretera y cogemos una senda que sale a la derecha. A unos metros seguimos por la de la izquierda. Pasaremos dentro de un ratillo por delante del antiguo Sanatorio. Seguimos la misma dirección que traemos y enseguida gira la senda hacia la ladera de la izquierda.
Cuando cumbreamos esta ladera, cogemos la senda de la izquierda y dejamos la de la derecha. Ahora seguimos la senda de las tres señales: blanca, amarilla y roja hasta pasar por delante de un invernadero forestal. Seguimos subiendo y llegamos a la carretera de nuevo.
A unos 100 metros salimos de la carretera por la izquierda y cruzamos el canalillo de agua que recoge algunos manantiales y la escorrentía de las zonas altas. Ahora estamos en una zona confusa con la senda, pero seguimos más o menos rectos y pronto veremos un edificio que es el centro de Interpretación del Parque, junto a la carretera.
Ahora empieza la bajada. Seguimos la carretera, en sentido descendente y a un kilómetro llegamos a un collado: el Collado Ballesteros. Aquí vemos dos caminos forestales uno a cada lado. El de la derecha nos lleva a una garita. El de la izquierda es el que debemos tomar. Muy pronto llegamos a un camino que sale de esta pista a la izquierda, con una indicación de prohibido ir a más de 20 (será para las bicicletas), de tierras rojas. Este es el camino que debemos tomar.
Tenemos ahora una larga bajada por esta bonita senda. Estamos bajando por la parte opuesta a la subida, y vemos la senda muy delimitada en algunos tramos.
Llegaremos de nuevo al canal de agua que vemos por la izquierda y aquí hay una bifurcación de la senda. Debemos coger la de la izquierda y ya nos lleva hasta el final. Llegamos a las 15:30, bueno los primeros, ya que se ha alargado mucho el grupo.
Los cartageneros dieron cuenta de una buena paella en “El Jarro de Oro”, pero yo, por la hora que era opté por volverme para Jumilla.
No pongo la ruta del Google Maps, porque no la tengo muy clara. Se trata de una montaña bastante extensa, con muchas sendas y caminos y es fácil poner la que no es. Espero no perder a nadie con mis explicaciones.
Bueno, a los cartageneros los veré de nuevo el día 8 de mayo pues quieren ir a la ruta de Sierra de Salinas y a comer a Raspay. Si alguien se apunta, ya sabe...
FOTOS DE JOSÉ MARÍA