El pasado día 16 de septiembre, martes, cuado estaba andando por Jumilla, al cruzar una de las calles y mirar en dirección Santa Ana, un escalofrío invadió mi cuerpo al ver a lo lejos salir humo del monte.
La preocupación iba en aumento porque en cada bocacalle me paraba para comprobar que el humo no desaparecía, e incluso, iba aumentando. Pasando el tiempo se veían ya los helicópteros descargando agua y con el anochecer, las luces intermitentes de los bomberos.
Al ver que la cosa era seria, fuimos mi yerno y yo a Protección Civil a ver si necesitaban voluntarios para apagar el fuego o para ayudar en lo que fuera. Nos tomaron los teléfonos y nos dijeron que si era necesario ya nos llamarían, cosa que no pasó porque parece ser que pasada la medianoche tenían controlado el fuego.
Mi primera impresión es que el fuego fue provocado ya que con los prismáticos y desde la terraza de mi casa se veía claramente que el fuego se inició en la pista que va hacía el collado de Pinoso.
¿Qué puede pasar por la mente de algunas personas para tan alegremente encender un bosque que es de todos? ¿A quién se le puede pasar por la cabeza pegar fuego a Santa Ana, por lo que representa para todos los jumillanos? ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no hay un plan de protección del monte de Santa Ana?
Hace ahora 30 años (agosto de 1978) cuando otro devastador incendio, aquel con más de 400 hectáreas quema casi todo el bosque de Santa Ana, incluso su convento. Los medios no son ahora los mismos que entonces, pero si el procedimiento. En aquella ocasión más de 20 focos simultáneos iniciaron el pavoroso incendio, lo que demuestra que tampoco fue cosa de una sola persona. Y yo me pregunto ¿Qué ha sido de los culpables de aquella barbaridad? ¿Qué castigo se les puso? O a caso, ¿ni si quiera se sabe quienes fueron?
Que los culpables de este incendio, el de 2008, tengan un castigo ejemplar y si es necesario que se persone el Ayuntamiento para defender los intereses de todos los Jumillanos. Según el periódico “Jumilla, 7 días” ya se ha localizado a los presuntos autores. Cuatro entre unos 11, ¡Qué casualidad que estos cuatro presuntos sean todos menores de edad! Algo huele mal en todo esto. En este mismo periódico se comenta que ya están en libertad a espera de lo que determine la fiscalía de menores. Pues que se aplique la ley en todo su rigor, no solo con ellos, sino con sus padres si es que son menores.
En este slide podéis ver algunos de los efectos del incendio. Afortunadamente parece que no es mucho, unas 4 hectáreas, pero del bosque más frondoso que quedaba en Santa Ana. Pasarán muchos, muchos años, para que estas cuatro hectáreas queden como los alrededores. Solo nos queda pensar que después de los 30 años del incendio anterior, los pinos que se replantaron tienen una altura de una persona más o menos. Lo que urge ahora es una actuación en la zona que regenere la vegetación lo antes posible. Que no se haga como en el incendio del Carche de hace cuatro años, que lo que se hizo después es esto: ”nada”. Allí están los troncos de los pinos en un caos, todos caídos. No se hizo ninguna labor de repoblación ni de limpieza. Aunque como la naturaleza es sabia, se ven ya algunos pinos que han nacido entre las cenizas.
Aquí en Santa Ana, el terreno tiene mucha inclinación por lo que si no se regenera la cubierta vegetal, la erosión será muy intensa. Me imagino que habrá que limpiar la madera quemada, repoblar con arbustos y plantas de la zona, hacer un seguimiento para reponer, hacer barreras de retención…
¡Qué estas imágenes nos hagan valorar lo que tenemos para poder defenderlo!
Solo queda agradecer a las personas e instituciones que hicieron posible ese día 16 de septiembre que el incendio no fuera a más y quedara reducido solamente 4 hectáreas: Guardia Civil, Protección Civil, voluntarios, bomberos de la localidad y de pueblos cercanos, pilotos de los helicópteros, policía local...