Día 6 de marzo de 2011. La ruta de hoy, día espléndido e ideal para una ruta de montaña como esta, el grupo HINNENI ha programado una salida a Sierra Espuña, a su parte alta. Nueve miembros del grupo hemos seguido a nuestro guía, Ginés, que nos ha llevado por unos rincones espectaculares que nos ha encantado a todos. Esta es la tercera ruta que hago por Sierra Espuña, y la verdad es que cada vez me sorprende más por su espectacularidad.
Hora de salida: 8:50
Regreso: 14:10
Descanso/almuerzo: 30 minutos
Distancia: 15 km.
Desnivel: 702 m
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
- Salimos del restaurante La Perdiz (800m) en dirección al área recreativa de La Perdiz y enseguida vemos el inicio de la Senda del Dinosaurio a la que se accede por una entrada con unos palos. Seguimos toda esta senda hasta encontrarnos con la pista. Pasamos al inicio de la senda por un puente colgante y un poco antes hemos visto la senda que termina aquí por la que volveremos ya al final de la ruta. Pasamos también por la puerta de una galería subterránea que recoge el agua que se filtra por la montaña.
- Una vez llegamos a la pista continuamos ascendiendo por ella en una larga y empinada cuesta. Pronto vamos viendo a nuestra izquierda las impresionantes paredes de Leyva. Cuando la pista hace una profunda curva, tomamos a la izquierda una senda que nos lleva hasta el collado, aunque la pista también nos lleva hasta allí. Por su puesto, la senda es más agradable vamos caminando entre bonitos ejemplares de pino rodeno, algunas encinas, sabinas, enebros, etc. pronto encontramos el primer pozo de la nieve de los muchos que nos encontraremos en esta ruta.
- Llegamos al Collado Blanco (1226 m) dando vistas a la ladera que da vistas al pueblo de Mula teniendo en primer plano Prado Llano, seguido del Barranco de Malveriche, afluente del río Mula.
- Desde el collado tomamos dirección izquierda, dejando la pista en dirección a una casa en ruinas. Por aquí la senda se divide en dos, una que se dirige hacia el Morrón Chico o de Alhama (1444 m) que vemos a lo lejos identificado por una pequeña caseta en su cima, y otra que se dirige hacia un barranco en dirección opuesta al Morrón Chico y que tiene al final una gran pineda. Se trata del barranco de los pozos de la nieve.
- En la pinada es donde nos encontramos ya un manto continuo de nieve a resguardo del sol que me calma el mono de nieve que tenía este año escaso en este meteoro atmosférico.
Al final de la pinada o pineda empiezan los pozos de la nieve. Según he leído en un libro los célebres pozos de la nieve de Sierra Espuña suman 26 construcciones a la bajada del Morrón, en la cara que da a Mula. Se encuentran en lamentable estado de ruina. Se trata más de restos arqueológicos que de edificaciones en las que durante siglos se guardaba la nieve caída en el invierno que en verano se transportaba en carros a las ciudades. Solamente hay un par de ellos que están restaurados totalmente y se pueden visitar por dentro, pero estos no los hemos visitado. Parece ser que parte de los terrenos en los que se enclavan estos pozos son propiedad curiosamente del ayuntamiento de Cartagena, que los compró a un particular con la finalidad de montar allí una residencia de carácter social.
- Tras el almuerzo efectuado en los pozos y de probar la nieve virgen que por allí había en abundancia hemos seguido subiendo por el camino que pasa por los pozos. A unos pocos metros se llega a una especie de collado desde el que se ve un llano en el que se encuentra el pozo restaurado, y al frente, el otro Morrón, el de Totana, que es el techo de Espuña con 1583 metros, ocupado por los militares.
- En este punto hemos dejado el camino por la izquierda y hemos empezado a subir monte a través hasta encontrarnos después de un rato con la cima. Aquí hemos llegado primero al Morrón de las Moscas (1502 m) con unas vistas impresionantes, tanto al frente como a nuestras espaldas. Hemos seguido por la cuerda en dirección al Morrón Chico, hasta que hemos encontrado la senda que partía del Collado Blanco y que llega al Morrón Chico sin pasar por los pozos, pero vale la pena el rodeo que hemos hecho.
No hemos llegado al Morrón Chico, porque si lo hacemos habríamos alargado casi una hora más la ruta, por lo que seguimos la senda descendente que nos llevará a la famosa Senda del Caracol. Desde aquí las vistas de las paredes de Leyva son impresionantes y la máquina de fotos echa humo de tanto hacer clic.
- Ahora ya no hay que dejar la senda después de dejar el caracol, sigue siendo preciosa con unos rastrillos, hechos a mano, verdaderamente impresionantes. Vamos rodeando el monte y llegamos a la solana y a un cortafuegos. Por aquí debemos ir bajando, dejando la senda principal que sigue hacia delante. La bajada es de aúpa y las rodillas de algunos se resienten. Esta senda que va por el cortafuegos, nos dejara en el inicio de la Senda de los Dinosaurios, a los pies casi del restaurante La Perdiz donde nos aguarda un rico “arroz a la leña”.
En la bajada por el cortafuegos hemos tenido enfrente todo el tiempo el sanatorio de tuberculosos, un edificio imponente en medio del bosque de pinos de la sierra. ¡Qué lástima que este edificio no este rehabilitado y dedicado a algún menester relacionado con el medio ambiente, o incluso como albergue u hotel. Ha tenido varias funciones a lo largo de su historia y siempre ha sido abandonado hasta encontrar otra nueva. Tal vez no lo arreglen por sus misteriosas leyendas o hechos que han ocurrido en su interior, o no. En ete enlace se explica su historia acompañado de una música “de miedo”. ¿A ver si sois valientes a leerlo todo?
SANATORIO DE TUBERCULOSOS DE SIERRA ESPUÑA
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